El tarot es una baraja de naipes que es considerado tanto un juego de cartas, un sistema de adivinación y un oráculo personal.

Esta baraja está formada por 78 cartas que se agrupan, a su vez, en los 22 arcanos mayores y las 56 cartas de palos: Bastos, Espadas, Copas y Oros.

Los 40 arcanos menores son las cartas del 1 al 10 de cada palo.

Las 16 figuras se corresponden con la representación del Rey, la Reina, el Caballo y la Sota para cada palo.

Estas cartas pueden verse como un simple juego de naipes, como un sistema de adivinación popular o como la extraordinaria herramienta de oráculo para el proceso de autoconciencia.

El Tarot despliega todo su potencial en la medida que la persona conoce su significado en profundidad, al tiempo que entrena su intuición para discernir sobre el significado de cada tirada.

Origen del Tarot

En nuestro artículo Tarot y Árbol de la Cábala hemos abordado de forma extensa el origen de esta colección de imágenes.

Existen diferentes teorías que explican su aparición, aunque todas ellas se remontan a tiempos inmemoriales, donde los registros escritos apenas existen.

La explicación más cercana a nuestra cultura sería la relación con el Tarot Egipcio, que nace desde la sabiduría que Hermes Trimegistro trasmitió a la civilización egipcia hace más de 4.500 años.

Estas láminas se corresponderían con una forma gráfica de representar la sabiduría que se encierra en el Árbol de la Vida de la Cábala.

Dice un cuento tradicional que los maestros espirituales de la antigüedad se reunieron para encontrar la forma de trasmitir la doctrina secreta al pueblo sin que se perdiera por las guerras y la opresión de los poderosos.

La explicación más cercana a nuestra cultura sería la relación con el Tarot Egipcio, que nace desde la sabiduría que Hermes Trimegistro trasmitió a la civilización egipcia hace más de 4.500 años.

Estas láminas se corresponderían con una forma gráfica de representar la sabiduría que se encierra en el Árbol de la Vida de la Cábala.

Dice un cuento tradicional que los maestros espirituales de la antigüedad se reunieron para encontrar la forma de trasmitir la doctrina secreta al pueblo sin que se perdiera por las guerras y la opresión de los poderosos.

Encontraron en el sencillo juego de naipes una forma de esconder la sabiduría de manera que fuera, para los ignorantes, un simple juego de azar, y para los sabios, un libro en donde leer y aprender la Sabiduría Secreta.

El Tarot Egipcio reaparece en Europa en el siglo XV. La primera colección de la que se tiene referencia es es el tarot del duque de Milán, Filippo María Visconti (1412-1447), hoy día en la Biblioteca de la Universidad Yale.​ Es conocida actualmente como la baraja Visconti-Sforza.

Durante la Edad Media y el Renacimiento el Tarot se empleó como juego de naipes y como método de adivinación, y el aprendizaje de la interpretación de las cartas era por transmisión oral.

Esta forma de aprendizaje tuvo de positivo la fácil trasmisión y expansión de esta sabiduría oculta. Pero, como contrapartida, se revistió de mucha superstición, manipulación y falta de rigor, al punto de llegar a hacer de ello un negocio turbio.

 

El Tarot y el Árbol de la Cábala

La Cábala es un método de autoconocimiento. Está basado en la tradición religiosa judía, en concreto, en sus Escrituras Sagradas del Antiguo Testamento, y en el lenguaje hebreo.

A diferencia de la ortodoxia judía, los cabalistas fueron, durante siglos, personas que, perteneciendo a la religión judía, buscaron el camino místico del encuentro directo con Dios y en la búsqueda de la auto realización.

En la Cábala existen tres métodos de investigación para poder obtener las claves que arrojan luz en el camino del buscador. Estos métodos son la Guematria, el Notarikon y la Temurá. Todos ellos basados en la especial característica del alfabeto hebreo, considerado uno de los lenguajes “auténticos” de la actualidad, junto con el sánscrito, el quechua, el guaraní, etc.

Junto con el estudio de las Escrituras, se emplea el Árbol de la Vida de la Cábala como material para el desarrollo personal.

Durante el Renacimiento resurge en Europa un movimiento ocultista que rescata la Cábala Cristiana, que se había perdido durante el oscuro periodo de la Inquisición. Entre sus principales autores, Giovanni Pico della Mirandola y el español Ramon Llul.

A partir de ahí surgen escuelas ocultistas por toda Europa. Durante el siglo XIX surge un movimiento cabalista en Inglaterra donde autores como A. Waite, A. Crowley, Mc Gregor Mathers o D. Fortune sientan las bases de la Cábala tal y como se estudia a día de hoy por las escuelas esotéricas en Occidente.

Esta Cábala Mística o Renovada, establece una relación entre los 22 senderos del Árbol de la Vida de la Cábala no sólo con las 22 letras hebreas sino con los 22 arcanos mayores del tarot.

Las cartas de palos guardan relación con los 4 mundos cabalísticos: Atziluz-Fuego-Bastos; Briha-Agua-Copas; Yethzirah-Aire-Espadas; Assiyah-Tierra-Oros.

Los 40 arcanos menores se corresponderían, en cada palo, con las 10 sefirot del Árbol de la Vida. Y las 16 figuras con las Tríadas que se crean al conectarse 3 esferas.

Esta relación no es aceptada por los cabalistas más ortodoxos.

El Tarot como método de adinivación

Basándonos en los escritos de la maestra esotérica Dion Fortune en su maravilloso manual Ocultismo Práctico en la Vida Diaria, la adivinación es un diagnóstico espiritual por medio del cual intentamos descubrir cuáles son las influencias sutiles que gravitan en nuestra vida.

Si la adivinación se efectúa en forma correcta, puede ser de gran ayuda a todo aquel que está en un momento de falta de claridad en su vida respecto a cuestiones concretas o incluso a su propia identidad y misión de vida.

Pero, al igual que todo en el Universo, tiene también la posibilidad de ser muy dañina si se la practica de manera deficiente por el efecto depresivo que puede provocar la sugestión y las imágenes imprecisas e incontroladas que puede despertar.

El resultado de una adivinación debe tomarse como una veleta que señala en la dirección donde soplan los vientos de las fuerzas invisibles. Pero no por ello debe decidir qué dirección debe tomar el barco, sino sólo hacia donde hay que enfilar las velas para poder utilizar la energía existente de la manera más hábil.

Es muy inusual poder obtener una visión clara a través de la adivinación realizada por un medio externo a nosotros mismos.

El estado de alteración emocional propio de la confusión en la que nos encontramos genera un velo que no permite ver con claridad toda la información que recibimos de la adivinación. Es por ello que el motivo por el que buscamos una adivinación –la confusión- es la que no nos permite interpretar con claridad la adivinación.

Este hecho, más allá de parecer una dificultad, es en realidad una protección a nuestro libre albedrío, ya que a fin de cuentas, de lo que se trata es de conectar, antes o después, con nuestra intuición y sabiduría interior.

El Tarot como oráculo

El objetivo de todo buscador es despertar al Maestro Interior, que reside en el interior de cada ser humano. Este Maestro posee toda la sabiduría y todas las repuestas que necesitamos.

El Maestro Interior nos habla a través del canal propio de nuestro temperamento.

Para los temperamentos activos –el yogui de la Gnosis- la voz interior se presenta a través de la somática del cuerpo y de la simbología de los sueños.

Los temperamentos emocionales –el monje de la Gnosis- el Maestro Interior habla a través de la simbología que se presenta en los hechos cotidianos y de la capacidad empática para ver en ellos un mensaje.

Los temperamentos intelectuales –el faquir de la Gnosis- aprende el conocimiento y la Doctrina Secreta como fórmula para interpretar de forma consciente y concreta los hechos que acontecen.

El buscador, en algún momento de su tránsito, crecerá más allá de su temperamento básico y entrará en lo que, en las enseñanzas de Gurdjieff se conoce como Cuarto Camino.

En el Cuarto Camino el buscador integra los tres temperamentos, y utiliza cualquiera de las vías como modo de avance.

Es por ello que, antes o después, en todo camino, es necesario adquirir un conocimiento esotérico, que será más o menos complejo en función del temperamento de la persona.

En palabras de Dion Fortune:

En circunstancias semejantes lo más atinado es emplear uno de los métodos de adivinación en el que los símbolos se mezclan y aparecen por azar.

Uno de estos métodos –y en verdad el mejor– es el Tarot, porque es el más sutil y comprensivo y con el cual los poseedores de visión obtienen una buena perspectiva de los factores espirituales del caso que se investigan.

Para usar como corresponde el Tarot se requiere un buen grado de preparación que no consiste en un somero conocimiento del significado de las cartas, sino que implica ponerse en contacto con las fuerzas que están implícitas en ellas.

Sin embargo, su utilización empírica no está contraindicada para cualquier persona sincera, aunque es dudoso que pueda ser eficiente para un tercero.”

Es por ello que te animamos a que entres en el maravilloso mundo del conocimiento del Tarot Evolutivo, que se acerca a este mazo de cartas no como juego, ni como sistema de adivinación para terceros, sino como herramienta de evolución para el místico.

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