Cuando este arcano aparece en una tirada oracular, avecina momentos de gran intensidad emocional y relaciones complicadas con el entorno.
Las emociones asociadas a esta figura son confusión, angustia, ansiedad, falta de claridad, negatividad, intolerancia o desesperación, entre otras.
Pero si analizamos esta carta a la luz del Árbol de la Vida de la Cábala veremos un significado mayor que llenará de comprensión este territorio del alma.
En el siguiente video explicamos en profundidad el significado de esta carta.
Símbolos del arcano de Luna
En la carta de La Luna vemos representados, así como en la del Sol, tres escenarios.
La Luna- Plano superior
En la parte superior aparece el rostro de una luna azulada, que irradia multitud de rayos blancos, azules y rojos hacia la tierra.
En el firmamento gotas energéticas, cual mareas marinas, son absorbidas por esta luminaria, símbolo de la influencia que tiene este satélite sobre el movimiento de las aguas (emociones).
Detrás de la Luna el Sol aparece velado, indicando que ya no es tiempo de claridad.
Paisaje de Torres y los cánidos – Plano medio
En la parte media de la escena se aprecian dos torres a derecha e izquierda, que no se sabe bien si son minaretes de una gran muralla que continúa más allá de la carta, simbolizando un umbral que hay que traspasar.
Las torres hacen referencia también al arcano XVI (La Torre), como patrones psíquicos que forman el escenario de fondo de la acción de la carta.
Cerca de las torres dos cánidos; según qué autores se presentan dos perros o un perro blanco y un lobo negro. En lo que todos coinciden es en la naturaleza de can.
El perro blanco simboliza el instinto de conservación, y el lobo negro todas las bajas pasiones que todavía anidan en la persona.
Ambos animales tienen la lengua fuera, bebiendo de las emociones que lo impregnan todo.
El estanque – Plano inferior
En la parte inferior de la carta vemos un estanque lleno de agua, y un cangrejo inmerso en él.
Este es el símbolo del pasado de la persona, sumergido en las aguas del inconsciente.
Es un pasado de ésta y otras vidas, donde reside una inmensa cantidad de información fundamental para el progreso espiritual del ser.
Pero para recordarla, el buscador necesita salir del agua y atravesar el umbral entre las dos torres, que le llevan al mundo del consciente y de la claridad.
En ese camino le esperan los perros –condicionamientos y apegos emocionales– y los lobos –terrores, sexualidad desordenada, dudas–, que van a intentar atacarle en su caminar.
La noche como prueba iniciática.
La Luna, en lo alto del cielo, con su fuerza magnética, ayuda al buscador en ese brotar del inconsciente, pues con su poder de atracción mueve las aguas del estanque en las que el cangrejo está inmerso.
El camino hacia la conciencia de sí lleva a aprender a vivir procesos donde por momentos las cosas no están claras y el entorno se nos muestra engañoso, tenebroso y amenazante.
Carlos Castaneda advierte en su libro La Rueda de la Vida: “El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. El miedo, la claridad y el poder pueden superarse, pero no la vejez. Su efecto puede ser pospuesto, pero nunca vencido.”
Castaneda advierte de la claridad –el creer tener todo claro y la sensación de controlar una situación–, ya que aunque esto es algo que nos hace sentir seguros y poderosos, antes o después debemos también abandonarlo en pro de un mayor grado de conciencia y amor.
Vidas pasadas
Para poder entender bien esta carta, hace falta introducir el concepto de realidad multidimensional.
Este Universo está compuesto de diferentes planos que se superponen e interpenetran entre sí.
Habitamos simultáneamente en múltiples planos de existencia, de manera que aquello a lo que llamamos Realidad – o Maya- es sólo una de esas dimensiones, caracterizada porque es constatable por los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato, gusto.
La carta de la Luna nos propone experimentar nuestra naturaleza multidimensional y enfrentarnos a situaciones que quedaron atadas en la Rueda del Karma por nuestras acciones del pasado –perros y lobos– tanto en esta como en otras vidas.
La oportunidad que se nos brinda es poder darles otro tipo de respuestas.
Las torres hablan de estructuras que todavía están presentes en nuestro inconsciente, que no acabamos de ver muy claras, y que son el escenario donde todo acontece.
El cangrejo: las emociones negativas.
En el nivel inferior de la carta aparece un estanque con un cangrejo.
Esta imagen habla de tránsitos emocionales muy intensos que la persona vive como noches oscuras del alma.
Sin saber porqué, la persona se siente inmersa en estados de miedo, pánico, angustia, culpa, rabia, celos y pasiones sexuales descontroladas; también le asaltan las dudas ya que nada acaba de estar claro.
Es por ello que aparece el símbolo del cangrejo, como animal acuático sumergido en el mundo de las emociones que, con su caparazón duro y sus enormes pinzas, simbolizan la continua actitud de estar a la defensiva.
También hace alusión al signo astrológico de Escorpio, regente del elemento Agua, y maestro de las emociones que residen en las profundas simas marinas del inconsciente.
El también simboliza la persona que ha iniciado su peregrinación: hay especies de cangrejos que recorren miles de kilómetros todos los años. Durante ese recorrido mudan su caparazón y se aparean.
Esta imagen también tiene mucho que ver con la acción del arcano: el buscador comienza a caminar y antes o después se encuentra en aguas que le van a provocar una muda de caparazón o estructuras psíquicas rígidas.
La lección que nos trae el Arcano de La Luna
La carta avisa que el inconsciente está lleno de agua.
Son momentos de emociones muy fuertes, de situaciones poco claras, donde las pasiones y los impulsos se suceden.
La persona no entiende nada de lo que está ocurriendo, porque no hay lógica en los acontecimientos.
A este nivel, la lección a aprender es a no dejarse llevar por las bajas pasiones, ni por el pánico y el terror.
Si la persona es capaz de no identificarse con lo que le está ocurriendo, aprenderá que antes o después las emociones son re-absorbidas por la tierra, y que por larga que sea la noche, siempre acaba saliendo el Sol.
Es muy complicado atravesar una noche oscura cuando no se tiene conocimiento esotérico, y la mayor parte de las veces la persona cae en los brazos de la pasión desenfrenada, de los miedos paralizantes o incluso estados de desvarío psíquico –tal es la poca contención lógica que puede poner la persona a lo que está sintiendo–.
Atravesar la noche oscura
Encontrar en momentos lunares un maestro espiritual que pueda guiar en medio de la oscuridad es un regalo del Cielo.
Lo que nos está ocurriendo externamente, y que nos lleva a semejante malestar emocional, lo estamos en realidad proyectando nosotros.
El objetivo de estas pruebas es poder volver a atravesarlo esta vez con la maestría de un chamán, de un maestro espiritual, de aquel que sabe que hay personajes y situaciones que llegan de otros planos como situaciones del pasado a ser limpiadas.
El vivirlo de otra manera, el poder darles respuesta desde otro ámbito de nosotros, es lo que hace que la carta cumpla su misión.
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